Amanda y el destino del chocolate

Amanda Jo E. Wildey, antropóloga y especialista del cacao, llegó a Perú en el 2011 como intercambio de la Universidad. La agricultura desde una perspectiva social siempre fue un tema de su interés. Vivió 4 meses en Cusco y fue aquí donde se empezó a enamorar de nuestra tierra.

Estudié en un pueblo en Colca y ví como los cambios en la técnicas agrícolas generaban nuevos lazos de relaciones sociales entre las personas del pueblo. Como me enamoré del Perú decidí regresar terminando mi licenciatura pues me moría de curiosidad por la agricultura amazónica y el chocolate. Conocí un amigo que tenía una finca de cacao en Ucayali. Quedé tan fascinada que ya no hubo vuelta atrás y mi vida fue desde ese momento 100% cacao y chocolate del Perú, fue el destino del chocolate.

Amanda Jo E. Wildey

Amanda y su pasión por el chocolate

Amanda ya tiene 6 años viviendo en Perú. Luego de enamorarse de las plantaciones de cacao, vivió el boom del chocolate peruano en el 2015. Fecha en que ganamos la primera medalla de oro a nivel internacional. Este acontecimiento, la impulsó a crear algo nuevo y en efecto a quedarse más años en el país. Ella nos cuenta que el chocolate la llamó para estar acá.

Así fue que creó El Cacaotal, un espacio que une a cacaoteros y chocolateros de todos lados del Perú. Al inicio, cuando compartía su idea algunos le decían que no funcionaría pero la perseverancia y pasión de Amanda jamás la detuvieron.

Me decían ¿Cómo puedes tener 2 marcas juntas en una tienda?, van a competir entre otras. Y me puse a pensar que en una finca de cacao encuentras también café, mango, y todo un ecosistema de plantas distintas. Estas en vez de competir por nutrientes se nutren entre si. Yo ví que el cacao era más feliz cuando crece en un entorno con esta biodiversidad, sabe mejor y rinde mejor. Es lo mismo con las marcas , puedes tener una marca de Ayacucho con 70% de cacao y otra de 70% pero con grano de Cusco. Son totalmente distintos y en vez de competir pueden disfrutarse juntos.

Amanda es como una evangélica del chocolate peruano y a través de El Cacaotal comparte esa pasión por el cacao. En este camino, conoció a Felipe Aliaga, su compañero que la ha apoyado en el crecimiento de su proyecto. Igualmente, ambos comparten la historia de vivir en un país diferente por una pasión. Felipe es chileno y también se quedó aquí, en su caso, por el amor al café.

amanda

Luchando por un comercio justo

Es admirable como este par promueve parte de nuestra cultura sin siquiera haber nacido en este país. El trabajo que realiza día a día Amanda es para sacarse el sombrero, como diríamos los peruanos. Además, se enfrenta con varios factores que muchas veces la desmotivan como la poca valoración del producto o las malas costumbres de algunos para sacar provecho.

No es por ser soñadora o ingenua pero para mí lo que me hace apreciar un insumo es saber la historia. He visto personas que nos visitan en la tienda que tienen interés de conocer mas allá de una tableta. Yo les comento la historia, les muestro la foto de los productores y les cuento un poco de como lo convirtieron en chocolate. Creo que contar este lado hace que las personas puedan tener una conexión personal que por naturaleza genera más aprecio. Es un largo camino pues no estamos acostumbrados a pensar en chocolate como algo así.

Para Amanda, la única forma en que podemos cambiar la imagen es contando quiénes están detrás y quiénes trabajan con un trato justo, de cuidados, de procesamiento, etc. Este arduo labor hace que el precio del chocolate peruano de calidad sea elevado, a diferencia de las golosinas de bajo costo pero también de bajo porcentaje de cacao.

Aprender y compartir

Perú no es un país con cultura chocolatera. El peruano promedio consume 500 gr de chocolate al año, mientras que en Bélgica consumen 8 kg por persona al año. Esto ha empezado a cambiar a paso lento gracias a nuevas premiaciones internacionales y a personas como Amanda. Para ella, es un lujo para las marcas poder tener acceso directo a la materia prima. Se puede experimentar con cacaos nativos o fermentaciones especiales como lo hace la marca NINA.

Sin embargo, otros se aprovechan del poco conocimiento del público para vender chocolates a altos precios sin cumplir ciertas normas. En El Cacaotal, se encargan de agrupar marcas que tienen buenos protocolos y buenas prácticas de comercio con los productores.

Una vez una persona de una cooperativa de Ayacucho me trajo una muestra de chocolate y también de su cacao. Probé el chocolate y no me gustó mucho pero probé el cacao y tenía una acidez frutal loquísima. Entonces le pedí que me deje el cacao y hice uno con un tostado mas amigable. Al final, me salió algo con sabor de granada y ella no podía creer que era su cacao. Por lo que regresó con este ejemplo para poder cambiar sus controles de procesamiento. Nos importa mucho el feedback siempre constructivos y compartir nuestro conocimiento.

Nuevas experiencias

Amanda ama compartir su conocimiento como catadora sin esperar nada a cambio. Por todo lo que ha visto y ha aprendido, ella no disfruta un chocolate si no conoce de donde proviene. Para terminar, si deseas conocer más de El Cacaotal y el gran trabajo que vienen haciendo dale clic aquí.

Si hablamos de un después a nivel global creo que como seres sociales nos va a importar cada vez más la historia detrás de las cosas. Por ahí inicia el giro de El Cacaotal, enfocarnos en experiencias y encuentros que si bien es cierto aún no son físicos, podemos hacer que el chocolate llegue a una persona y estimule ese tipo de conexión social.

Leave a Comment

Su dirección de correo no se hará público. Los campos requeridos están marcados *

Scroll to Top